De Pueblos Indígenas en Brasil
Foto: Luís Donisete Benzi Grupioni, 1997

Kaxuyana

Autodenominación
¿Donde están? ¿Cuántos son?
AM, PA 540 (Siasi/Sesai, 2020)
Familia linguística
Karib

“Yo soy del pueblo Kaxuyana. ¿Por qué nos llamamos ‘Kaxuyana’? Viene del  morador del río Kaxuru (río Cachorro). Nuestra identidad es con ese lugar, no con otro. Ya el nombre lo dice. Durante esos 40 años nuestro nombre era pronunciado en otro lugar. Ahora queremos colocar nuestro nombre en el lugar verdadero. Yo salí de aquí ya adulto, y puedo decir, con mucho orgullo, que aquí es nuestra tierra. Nuestro sueño permaneció escondido y ahora nosotros lo estamos mostrando. Yo fui llevado de aquí como un perro amarrado. Pero nunca olvidé mis planes de regresar. Sólo que para eso yo dependía de mis hijos, porque me volví viejo a lo largo de todo ese tiempo. Si nosotros no pensásemos en volver, no tendríamos cómo volver. Sin idea nosotros no hacemos, pero con idea hacemos y orientamos a nuestros hijos. Eso podemos hacer. Perdimos por un tiempo esa fortuna que era de nuestros padres, pero ahora queremos recuperarla para nuestros hijos”. Declaración de Benedito Kaxuyana (setiembre de 2008).

Nombre

Foto: Denise Fajardo Grupioni, 2008
Foto: Denise Fajardo Grupioni, 2008

Los Kaxuyana se llaman a sí mismos de Purehno, pero se hicieron más conocidos, especialmente después de la década de 1960, bajo el nombre Kaxuyana. En su origen, este nombre se refiere estrictamente a los habitantes del Río Cachorro. Tal como el propio término lo dice, “Kaxuyana” se refiere a: yana (gente) habitante del río Kaxuru (Cachorro), afluente del río Trombetas. En la actualidad ese nombre cubre una población de origen diferenciado, pero histórica y geográficamente relacionada a los Kaxuyana, tales como los Kahuyana (gente de Kahu), Yaskuriyana (gente de Yaskuri) y otros, en su mayoría antiguos habitantes de afluentes del río Trombetas, en el Pará.

Lengua

La lengua kaxuyana pertenece a la familia lingüística caribe y todavía es hablada por el grupo. Aunque en los años sesenta, con la baja poblacional sufrida a consecuencia de enfermedades derivadas del contacto con los frentes de extracción en la región, se volvieron menos de 100 los hablantes de esa lengua. Además de eso, con la transferencia en 1968 a la TI (Tierra Indígena) Parque de Tumucumaque-PA, la lengua kaxuyana atravesó por un período de desvalorización, pues los Kaxuyana precisaban aprender a hablar con los Tiriyó en la lengua de éstos. Así, desde los años setenta los niños kaxuyana crecieron siendo alfabetizados en tiriyó, y hablando predominantemente este idioma. Los jefes de familia kaxuyana se vienen empeñando para que la lengua kaxuyana retome su vigor y vuelva a ser mayoritariamente hablada entre los miembros del grupo.

Además de la propia lengua y del tiriyó, los Kaxuyana siempre convivieron con otras lenguas y/o dialectos de grupos vecinos tales como Waiwai, Hixkariyana, Tunayana y varios otros. También hablan el portugués que aprendieron con los negros que se internaron en la región hace mucho tiempo.

Población

Crianças kaxuyana. Foto: Luis Donisete Benzi Grupioni, 1996
Crianças kaxuyana. Foto: Luis Donisete Benzi Grupioni, 1996

Las informaciones que existen sobre las cifras de la población kaxuyana son escasas y de difícil seguimiento. Los primeros datos poblacionales disponibles fueron proporcionados por Protásio Frikel (1970ª), estudioso del grupo que consiguió hacer algunas estimaciones para la década de 1920 en base a informaciones obtenidas de algunos moradores de Óbidos y Oriximiná que, por entonces, mantenían relaciones con los negros e indios del medio Trombetas, a causa del comercio de compra de castaña que practicaban con ellos. Según Frikel, esos informantes se referían a los indios del medio Trombetas como ‘Kaxuyana’ en general, sin diferenciar a los demás que, aunque mantuviesen relaciones con los Kaxuyana propiamente dichos, se reconocían bajo otros nombres y poseían diferencias dialectales. Las indicaciones de esos informante para los años 1920-1925 variaban de 300 a 500 individuos.

Sin embargo, exactamente en ese intervalo de 1923 y 1925 una onda de mortandad asoló esa población a consecuencia de una epidemia de sarampión introducida por los castañeros. De acuerdo a Frikel (1970a: 44): “Los indios enfermos, con fiebre alta, intentaron refrescar la sangre tomando baño en el agua fría. A consecuencia de eso contrajeron, la mayoría de las veces, neumonía y con eso una muerte segura. La mortandad fue enorme. Los indios entraron en pánico. Fue una tragedia!”. Al final de esa epidemia, los propios sobrevivientes contaron a Protásio Frikel que restaron de 80 a 90 personas entre hombres, mujeres y algunos pocos niños, y que apenas sobrevivieron alrededor de 6 a 8 personas mayores de 30 años.

Efectivamente, en 1948, en ocasión de su primera visita a los indios de la región, Frikel (1970) encontró no más de 60 individuos en total. Aunque todos ellos fuesen considerados en la región como indios Kaxuyana y aunque, de hecho, éstos existiesen en mayor número, Frikel identificó entre ellos familias que se decían Kahuyana (gente del río Kahu/río Trombetas), también Warikyana (gente del río Wariki/igarapé [brazo estrecho de un río Ambrósio) y Kahyana (gente del río Kuha/afluente del Trombetas). Según Frikel, tanto los Kahuyana como los Warikyana se habían extinguido en cuanto grupos, quedando algunos individuos aislados que se integraron a los Kaxuyana por medio de casamientos. 

De manera que, en 1968, año en el que los Kaxuyana encararon el hecho de que, si continuasen sin apoyo en aquella región, corrían un alto riesgo de extinción, se estima que sumaban 56 personas. De ellas, 7 fueron hacia el Nhamundá-Mapuera y 49 hacia la Misión Tiriyó, aldea base de los misioneros franciscanos que comenzaron a actuar entre los Tiriyó del alto río Paru de Oeste, en el extremo norte del Estado del  Pará, en 1961.

Siguen algunas estimativas poblacionales sobre los Kaxuyana a partir de 1968:

Ano Nhamundá/Mapuera Paru de Oeste Fonte
1970 07 68 Protásio Frikel
1979 - 83 Frei A. Mielert
1981 24 110 Almeida/ Dominique Gallois
1997 - 271 Denise Fajardo Grupioni

En el cuadro de arriba tenemos algunos datos que nos permiten ver que en la década siguiente a la salida del medio Trombetas, la población Kaxuyana prácticamente se duplicó en Paru de Oeste, y triplicó en Nhamundá. Eso se dio no sólo en un contexto de mejoría de las condiciones de salud, sino también de aumento de las posibilidades de casamiento, en un caso con los Tiriyó (Paru de Oeste), y en el otro con los Waiwai y Hixkariyana (Nhamundá-Mapuera). Si, por un lado, eso garantizó que la curva de crecimiento poblacional kaxuyana se mantuviese en dirección ascendente, por otro lado, como ese crecimiento se dio en función de casamientos interétnicos, a partir de entonces la tarea de censar la población kaxuyana se tornó bastante difícil.

Actualmente, esa tarea se volvió todavía más difícil. Según datos de la Funai (Fundación Nacional del Indio), la población tiriyó y kaxuyana de Paru de Oeste totalizaba 1.090 personas en 2008.A pesar de que no disponemos de datos referentes a la evolución de la población kaxuyana en Nhamundá-Mapuera ni de su número actual en esa región sabemos que buena parte de los Kaxuyana que habían migrado hacia allá ya retornaron a su tierra de origen en el río Cachorro-Trombetas, así como un grupo de familias kaxuyana de Paru de Oeste también retornó a partir del año 2000.

A pesar de todas esas dificultades, los Kaxuyana poseen su propio cómputo poblacional y estiman que su población total, sumando los habitantes de las tres áreas habitadas, se encuentra alrededor de 350 personas. Si pensamos que en 1970 ellos estaban reducidos a 55 personas y en 2010 suman 350, notamos que su población aumento seis veces de tamaño en relación a lo que era cuatro décadas atrás.

Mitología

Cobra Marmarwimë. Desenho: Adão Makarak'wa, 2005
Cobra Marmarwimë. Desenho: Adão Makarak'wa, 2005

La mitología kaxuyana, en general, trata de los tiempos y hechos primordiales, de los héroes creadores de los actuales Kaxuyana y de los seres que están en los orígenes, seres de quienes los ancestros de los actuales Kaxuyana tomaron algunos de sus bienes culturales, como las pinturas; o con quienes aprendieron cantos y encantamientos. Así, los Kaxuyana cuentan hoy que sus antepasados tomaron los primeros motivos de pintura de la cobra Marmarwimë; luego de un tiempo tomaron nuevas pinturas de la cobra Wes-peme. Y pasado más tiempo, tomaron aún más pinturas de otra cobra: Uhrere, una cobra que vivía en la floresta y no en el fondo del río, como las otras. Mientras que quien les enseñó sus músicas y danzas fue un ser llamado Ihutpoimë (cabeza de gente). Con un yacaré de los primeros tiempos sus ancestros aprendieron cómo tornarse pajes. Y así sucesivamente, de ser en ser, se encuentra el origen de cada uno de los bienes culturales de los Kaxuyana.

En su mitología, observamos una particularidad: las narrativas se refieren a lugares específicos a lo largo de su territorio de ocupación tradicional. Esa no es una particularidad exclusiva de la mitología kaxuyana, pero tampoco es una tradición oral observable en todo pueblo indígena. Entre los Tiriyó, también de lengua caribe, que viven en el extremo norte del Pará, encontramos versiones propias de mitos también narrados por los Kaxuyana, pero sin estar asociados a lugares específicos. Buena parte de la mitología tiriyó no encuentra, en efecto, referente espacial.

La mitología kaxuyana, en cambio, sí lo tiene, comenzando por el ciclo de cataclismos primordiales: tunaimo (‘agua grande’) y wehotoimo (‘fuego grande’), por ejemplo, están situados en el origen de los tiempos, precisamente en las cabeceras del río Cachorrinho, donde vivían sus demiurgos Pura y Mura. Los Kaxuyana pasaron a llamar a este lugar ‘Paraíso’.

Cuéntase que en el inicio de los tiempos no existía nadie más que Pura, Mura y la anciana Mutu con su familia. Pura y Mura vivían solos, protegidos por el pájaro Cancan; y Mutu era esposa del sapo cururu.

Pura y Muru querían robar el fuego de Mutu. Por eso ellos se lastimaron a propósito y fueron a pedir agua caliente a la anciana, tan sólo para verla encender el fuego. Pero ella les mandaba cerrar los ojos. Hasta que un día, cuando la anciana fue a preparar la leña, ellos consiguieron ver que ella hacía fuego con el ‘pedo’ de ella. Pura y Mura mataron al hijo de Mutu porque él se rió de ellos. Mutu, entonces, hizo el agua grande para vengar la muerte de su hijo.

Para salvarse de la crecida, Pura y Mura subieron al buriti y se quedaron allí hasta que bajó el agua. Mientras que el agua no bajaba había una araña que llevaba comida en el pico para que ellos se alimenten. Y una paloma iba siempre a verificar si el agua ya había bajado. Después que el agua bajó, Mura y Pura, para vengarse, hicieron un fuego muy grande para quemar a Mutu. Pero no lo lograron.

Ellos desistieron y comenzaron a buscar material para hacer gente. Y encontraron el palo de arco. Pura y Mura hacían gente en Paraíso (cabecera del río Cachorrinho) y despedían a la gente (sus creaciones) de canoa. Pero el personal desaparecía río abajo. Entonces ellos hicieron más personas, pero éstas no paraban de desaparecer. Hasta que en la última canoa con un puñado de gente, una joven se salvó, vio una cobra grande engullendo a las personas y pudo ir a contar a Pura y Mura lo que había acontecido. El nombre de esa mujer era Hehno.

Pura y Mura se quedaron muy tristes porque no tenían más madera. Decidieron vengarse de la cobra y, entonces, hicieron una gran navaja. El nombre de esa cobra era Marmarwimë, y ella vivía en el fondo del río con su familia. Mas Pura y Mura atacaron sólo a esta cobra y a nadie más, y entonces su hijo Arahua pensó así: me voy a salvar, pero voy a vengar a mi padre – Marmarwimë.

Él se estableció en una pequeña cascada para atacar a Pura y Mura. Pero éstos se salvaron huyendo por el río dentro de una calabaza. Y allá a lo lejos al oír un lloro muy triste viniendo del fondo del mar, salieron del río y volvieron por el aire a Paraíso. Como el palo de arco se terminó, empezaron a intentar hacer más gente con otros tipos de madera, con buriti resultó puerco, tapir, cobra, pecar; hicieron más tests pero no resultaba más gente. Fue ahí que encontraron una madera warahari – taxizeiro. Pero era una madera débil y los warahayana (gente hecha de taxi – seres humanos) se quedaron con vida corta. Mas fueron ellos quienes dieron origen a los actuales Kaxuyana.

Historia del Contacto

Aun cuando hay alguna documentación histórica dispersa sobre los Kaxuyana, tanto en archivos nacionales cuanto en otros países, sobre todo en Portugal, la principal fuente de información no sólo sobre los actuales Kaxuyana, sino también sobre sus grupos originarios se encuentra en Protásio Frikel. Además de investigar documentos de cronistas de los siglos XVII y XVIII, Frikel también realizó, entre los años 1948 y 1955 trabajo de campo entre los Kaxuyana del río Cachorro y entre los demás grupos vecinos, lingüística y culturalmente emparentados. Sobre la base de esas investigaciones elaboró un estudio titulado Os Kaxuyana – notas etnohistóricas (1970ª), en el cual sistematizó una serie de datos sobre el origen, migración y lo que él llama “mezcladura” histórica de esa población.

Frikel sitúa a comienzos del siglo XVI la llegada de los grupos originarios de los Kaxuyana a la región de Kaxuru (Cachorro) y Itxuruahu (Cachorrinho), dos ríos que se encuentran y desembocan en el curso medio del río Trombetas. Este sería el inicio de una serie de migraciones rumbo a aquella región que se habría convertido en un área de refugio de grupos amazónicos a consecuencia de la expansión de la colonización portuguesa a lo largo del río Amazonas. Sobre la base del conocimiento que obtuvo de la mitología kaxuyana, Frikel dedujo que el período que va del siglo XVI al XVII correspondería a los mitos kaxuyana que narran los dos cataclismos: un diluvio tunaimó (‘agua grande’) y un wehotoimó (‘gran fuego’), además del ataque de una gran cobra de nombre marmaruimó y de la muerte de esa cobra por los gemelos Pura y Mura, héroes culturales, considerados los creadores del pueblo Kaxuyana. Así, notamos que los pueblos originarios de los actuales Kaxuyana serían los sucesivos sobrevivientes de las catástrofes que acontecieron en la región en los primeros tiempos, conforme a la mitología kaxuyana; y, entre los siglos XVI y XVII, conforme a la interpretación de Frikel.

Las primeras menciones a los Kaxuyana en documentos históricos datan de la primera mitad del siglo XVIII. Esos documentos fueron producidos a partir del viaje de exploración de la región hecho por Frei São Manços entre los años 1725 y 1728. En los relatos de ese viaje consta la mención a los Kaxuyana, bajo el nombre “Caxorena”. Después de eso, según Frikel, esta área de ocupación de los indios que tomaron el nombre del río Cachorro como parte de su propio nombre, continuaría totalmente aislada, prácticamente desconocida y ausente en las fuentes históricas hasta mediados del siglo XIX. Solamente en ocasión – y a consecuencia – de la Cabanagem (revuelta política en el Pará), es que, luego de 1836, algunos moradores de quilombos encontraron refugio en esa región e hicieron los primeros contactos con los Kaxuyana y grupos vecinos interrelacionados (Warikyana, Kahyana e Ingarüne).

En ese intervalo, entre el tiempo en que los primeros seres poblaban los mitos de origen kaxuyana y el período en que la tierra kaxuyana es alcanzada por los negros refugiados, la región del curso medio Trombetas adentro fue escenario de otra historia. Una historia de alianzas y guerras entre los diferentes yana (gente) y, por tanto, entre las diferentes ‘gentes’ de habla caribe que migraron hacia aquella región o que se originaron allá mismo y se constituyeron como pueblos diferenciados entre sí, perpetuándose o extinguiéndose a lo largo del tiempo.

De éstos quedaron noticias recuperadas por Frikel durante sus investigaciones y contactos con los Kaxuyana en las décadas de 1950 y 1960, o guardadas en la memoria de los más viejos entre los actuales Kaxuyana. Tal como estas informaciones que obtuve de Cecílio Txuruwata Kaxuyana1en 1994, y que siguen abajo:

 

Los grupos Kaxuyana se dividen en dos:

  1. los de los afluentes del Trombetas
  2. los de las márgenes del Trombetas, llamados “Trombeteros”

Nombres de los diferentes grupos que dieron origen a los actuales Kaxuyana:

  1. Kaxuyana: habitantes del río Katxuru (Cachorro)
  2. Iaskuriyana: do río Igarapé Iaskuri, afluente del alto río Trombetas
  3. Txuruayana: do Igarapé Juruahu, afluente del río Cachorro
  4. Kahuyana: habitantes de las márgenes del río Trombetas, son un grupo diferente de los Kaxuyana, Iaskuriyana y Juruayana, y hablan una lengua un poco diferente.
  5. Yaromarï: habitantes del Kaxpakuru, brazo del río Trombetas.
  6. Ingarunë: grupo trombetero
  7. Txikiyana: grupo trombetero del Igarapé Kaxpakuru. Hablan una lengua próxima del Kaxuyana, aunque hablada más rápidamente.

 

Con todo, a pesar de esas diferenciaciones muy significativas para sus representantes, lo que la historia del contacto de estos grupos con los no-indios revela es que tales diferenciaciones fueron poco comprendidas, si no es que pasaron totalmente desapercibidas, y que lo que aconteció en ese proceso histórico es que los sobrevivientes de los distintos –yana o pueblos mencionados por Cecílio, se hicieron genéricamente conocidos como Kaxuyana. 

Siglo 19

Ese proceso de “unificación” de los diferentes pueblos en torno al nombre Kaxuyana se dio, luego de la Cabanagem, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, con el establecimiento de los quilombos del medio al alto río Trombetas, y también del río Cachorro hasta el río Mapuera, al oeste. A esa época se remontan algunos conflictos sangrientos y la llegada de enfermedades llevadas por los negros. Por otro lado, no todo en esa estrecha convivencia era conflicto, pues así como había disputa en relación a la extracción de castaña, había alianzas comerciales entre indios y negros que se transformaron en relaciones más estrechas, inclusive de casamiento. De tal modo que, con el tiempo, los resultados de esos intercambios vinieron a reflejarse en el color de la piel, en las facciones y en el cabello encaracolado de muchos indios de la región, principalmente en el caso de los llamados indios “Trombeteros”.

Esa distinción entre los llamados Trombeteros y los indios que permanecían más aislados en las márgenes del Trombetas, en puntos más distantes de sus afluentes, se hizo más marcada a partir del pasaje del siglo XIX al siglo XX, con el aumento de la actividad castañera intermediada por los negros que hacían el enlace entre las ciudades del bajo Amazonas (Óbidos e Oriximiná) y las aldeas indígenas, llevando mercaderías a cambio de castaña extraída por los indios.

Siglo 20

A partir de entonces hasta la década de 1950, la población indígena kaxuyana y los grupos vecinos en general sufrieron sucesivas conmociones demográficas, no siempre únicamente a consecuencia de dolencias extranjeras. Como relata Frikel, otro agravante de esas pérdidas poblacionales eran las guerras entre los propios grupos. Dado que otros grupos surgían a partir de escisiones del grupo de origen, como es el caso citado por Frikel (1970) de los Kahuyana (gente del río Kahu-Trombetas), surgidos de una disidencia con los Kaxuyana del río Cachorro, alrededor de 1930, época en que los disidentes se mudaron hacia las márgenes del río Trombetas.

A partir de 1955, Protásio Frinkel visitó todas las áreas ocupadas por los indios de la región y eso le permitió proporcionar, en su estudio etnohistórico ya citado (Frikel, 1970), un cuadro más preciso de la población en la época. En relación a los Kaxuyana, informó que sumaban aproximadamente 60 personas divididas en tres aldeas, ubicándose una en el río Cachorro, con 40 personas. De las otras 20 personas una parte se encontraba en una aldea del río Trombetas y otra en el igarapé Ambrosio. Según Frikel, los Warikiyana que antes habitaban en el igarapé Ambrosio estaban extintos a consecuencia de una epidemia de fiebre amarilla. Los Kahyana, a su vez, luego de una escisión, se habían extinguido a causa de luchas internas. Los Ingarüne se habían juntado a los Tiriyó-Maraso del río Panamá y migrado a la Misión Araraparu, de protestantes norteamericanos, al sur de Surinam. Además de ellos, habría, de acuerdo a Frikel, algunas familias aisladas dispersas por la región: Ingarüne-Kahyana, Rerêyana, Prenoma y Urumamayana.

En esa época, sin embargo, los remanentes de los diversos pueblos citados por Frikel y Cecílio Txuruwata, eran poco numerosos y estaban reducidos apenas a dos áreas: una en las márgenes del río Cachorro y otra en las márgenes del río Trombetas. Sin ninguna esperanza de sobrevivir una nueva epidemia, se dividieron entre dos alternativas: un grupo mayor, de cerca de 49 personas enrumbó a la Misión Tiriyó, en el alto Paru de Oeste; mientras que una familia de 7 personas, se dirigió a una aldea Hixkariyana, en el río Nhamundá, junto a una Misión del SIL (Summer Institute of Linguistics). Algunos años más tarde, luego de la salida de esa Misión, fundaron una aldea propia y estrecharon relaciones con la población regional del bajo Nhamundá, principalmente con motivo del comercio de castaña.

A su vez, los Kaxuyana que fueron a la Misión Tiriyó, no sólo se establecieron en esa aldea, sino que fundaron unas seis aldeas propias a lo largo de las cuatro décadas transcurridas. De todos modos, nunca abandonaron el sueño de volver a la región del río Cachorro, tal como relata abajo João do Valle Kaxuyana.

 

Historia del retorno de los Kaxuyana contada por João do Valle

Nosotros nunca perdimos el sueño de volver a la tierra donde éramos muchos en el tiempo de nuestros ancestros. Y estábamos planeando nuestro retorno desde el año 2000. Fue un día triste cuando fuimos transferidos. Era 20 de febrero de 1968. En ese día la emoción era grande de abandonar nuestra tierra natal. Así que, por eso, nunca olvidamos y nunca abandonamos el plan de retornar.     A comienzos de 1998 una familia partió de la Misión ya con planes de llegar hasta el río Cachorro. Esta familia se instaló en la boca del río cachorro, en la margen izquierda del Trombetas, en un área de quilombos. Después llegó otra familia y se instaló en el río Cachorro, a una distancia de 3 kilómetros a partir de la boca de este río. En el año 2003 vinimos tres familias de la Misión Tiriyó a Macapá y de allí proseguimos, en el día 24 de julio, en viaje de barco a Santarém, Oriximiná y Cachoeira Porteira. En el día 10 de agosto fuimos convocados a una reunión con la comunidad de quilombos remanentes en Cachoeira Porteira. En esa reunión hablamos de los motivos de nuestro regreso.   El día 26 de setiembre del 2003 iniciamos la primera reapertura de una antigua aldea de nombre Waraha hatxa you kuru, que pasó a ser llamada Aldea Santidad. Esa aldea es ya definitivamente para el futuro de los pueblos indígenas Kaxuyana, Iaskuriyana, Kahyana, Txuruayana, Tunayana, Katuweyana, Txikuyana, Ingarïyana. Son esos pueblos los que habitan la región que comprende los ríos Cachorro, Trombetas, Iaskuri, Kaspakuru y Turuna.

 

En la actualidad los Kaxuyana constituyen un grupo étnico oficialmente reconocido, faltándoles el reconocimiento del derecho a su tierra de origen y de ocupación tradicional. Luego de cuatro décadas de exilio forzado, tomaron la iniciativa de regresar de donde no tendrían que haber salido sino fuese por el alto riesgo de extinción que corrían debido a que no resistían las enfermedades llevadas por los no-indios a la región. Por otro lado, los Txikiyana, de quienes Cecílio Txuruwata hace mención más arriba, nunca desaparecieron, sino que hasta hace poco no eran reconocidos como un grupo diferenciado de los Kaxuyana. A los pocos, sus representantes vienen tratando de explicitar su diferencia de origen y de localización. Mientras que los Kaxuyana ocupaban los ríos Cachorrinho y Cachorro, que desembocan en la margen derecha del río Trombetas, los Txikiyana ocupaban el igarapé Kaxpakuru, en la margen izquierda. Ellos también salieron de allá en la misma época que los Kaxuyana y por las mismas razones. Algunos fueron para la Misión Tiriyó y otros para una aldea tiriyó al sur de Surinam, junto a una misión protestante. Pasada la época de las dolencias crónicas y recuperado el crecimiento demográfico, desde los años noventa están volviendo lentamente a Brasil en dirección a su tierra de origen en el Kaxpakuru. Los mayores impedimentos para eso son la dificultad de acceso a la región y, principalmente, el aislamiento en términos de asistencia de salud.     Los llamados Tunayana, históricos habitantes de esa región, también regresaron de Surinam, adonde habían migrado a inicios de los años sesenta, también en búsqueda, principalmente, de asistencia médica, proporcionada por la Misión protestante de Ararapuru. De acuerdo a Cecílio Kaxuyana, los Tunayana son originarios del alto Trombetas y hablan una lengua diferente de la lengua kaxuyana y más próxima a la lengua waiwai. Todos esos casos se encuentran en proceso de estudio para su regularización territorial.

Notas

1. Cecílio, ya fallecido, se reconocía de origen Iaskuriyana (gente del Igarapé Iaskuri), lugar situado encima mismo del río cachorro. En el transcurso de su vida moró en varias aldeas en esa región hasta que, al final de los años sesenta, encabezó la mudanza de los Kaxuyana a la Misión Tiriyó, donde vivió, se casó y tuvo hijos.

Modos de vida

Foto: Denise Fajardo Grupioni, 2008
Foto: Denise Fajardo Grupioni, 2008

Fuera de su área de ocupación tradicional, los Kaxuyana transformaron bastante su modo de vida en función de una serie de condicionamientos impuestos por la situación de mudanza a una otra tierra en condiciones totalmente adversas. Cuentan los más viejos que en cada aldea había apenas dos casas grandes: una – mtareka – para hombres solteros y otra – tamiriki – donde vivían las mujeres con sus esposos, hijas solteras e hijos menores de 10 años.

Los niños se quedaban hasta más o menos los 10 años en la casa de las mujeres. Los hombres casados vivían en la casa de los hombres, pero en la noche iban a la casa de las mujeres a dormir con sus esposas. Sólo el jefe se quedaba siempre en la casa tamiriki, que era, en general, una casa fundada por él. Las mujeres trabajaban todas juntas en la cocina colectiva, al lado de su casa, y llevaban la comida hasta la plaza de enfrente, donde todos comían juntos, aunque los hombres se agrupaban de un lado y las mujeres del otro.

El jefe pataietono organizaba todos los trabajos, inclusive los de las fiestas. El mandaba un grupo a salir a cazar. Cuando retornaban, los cazadores se quedaban primero en un punto próximo a la aldea, organizándose para llegar. En ese entretiempo, la gente de la aldea iba allá, saqueaba lo que conseguía de sus cazas. Ahí tenían el día marcado para el encuentro de la gente de la aldea con la de la floresta. Primero llegaban con la caza en las espaldas, dejaban todo en la aldea y volvían a su campamento, donde se pintaban y adornaban. En el día marcado, llegaban danzando y continuaban danzando todos juntos. Luego había un intercambio: los que fueron a cazar se quedaban haciendo las cosas de la casa y los otros se iban a cazar. La bebida de las fiestas se llama tarubá. Antes de comenzar la fiesta, el dueño de la aldea pasaba bejuco de curauá en las crianzas y en todo mundo. Eso, según dicen los Kaxuyana actuales, era para tirar la pereza: “era remedio”. Sólo entonces comenzaba la fiesta, después de que todo mundo era azotado con cipó, tomaba baño y se pintaba.

Formas de manejo y actividades productivas

Ciclo de trabajo en la roza

Foto: Denise Fajardo Grupioni, 2008
Foto: Denise Fajardo Grupioni, 2008

En julio comienzan a derribar el bosque y en setiembre lo queman, pero cuando llueve en ese mes lo dejan para octubre. Después de la quema, limpian el terreno para plantar. Llevan cerca de dos semanas sólo limpiando. Por ejemplo: queman en la primera semana de octubre y, luego, hacen la limpieza en la segunda quincena de ese mes. Cuando está todo limpio – según el ejemplo, a inicios de noviembre – comienzan a plantar mandioca. Los hombres cavan y las mujeres siembran.

Las mujeres esperan tres meses, de noviembre a marzo, para limpiar el matorral que surgió alrededor de la roza. Ellas hacen eso en grupo de mujeres, en un esquema de ayuda mutua que los Kaxuyana llaman “puxirum”. Así es como hacen los hombres en la época de abrir la roza.

Después de más de tres meses se hace una nueva limpieza. Y aproximadamente en julio comienzan a cosechar, primero crecen las mandiocas usadas en la preparación de la bebida, y alrededor de setiembre es que los demás cultivos están más crecidos.

Manejo de caza y pesca

Foto: Denise Fajardo Grupioni, 2008
Foto: Denise Fajardo Grupioni, 2008

En el verano priorizan la pesca y en el invierno la caza, pues es cuando la mayoría de las presas están gordas luego de consumir muchas frutas del bosque. En el verano, sólo se puede matar alguna presa si ella aparece por acaso y si no se consigue pescar en ese día. 

Lo que se puede matar eventualmente en el verano: Ewarho (tapir), Kehawu (venado), Ahya (pecarí) e Kirman (paca-paca). En el verano los monos están por lo general enflaquecidos, desagradables, infectados de vermes. Por eso no se debe matar en ningún caso macacos como Ituri (mono aullador), Wotoimö (cuamba), Meku (mono clavo) e Witxa (cuxiu).

En el verano tampoco se debe perseguir a las tahokemtomu/animales que vuelan (pawisi/mutum; marathi/jacu; kuiwi/cujubim; pono/nhambu): “nosotros hasta les escuchamos por aquí por los alrededores, pero no hacemos nada. En el invierno sí, cuando oigo uno cantando ya voy enseguida porque es la época buena” (Mauro Mükaho Kaxuyana).

En los meses de octubre y noviembre es tiempo de recoger los huevos de tortuga, pero no se acostumbra matar itxawaru/tortuga para comer, a menos que no se tenga otra opción. Del mismo modo, no acostumbran comer ariwe/yacaré negro, sólo en último caso..

Comercio de productos nativos (castaña, harina y plátano)

De un punto extraen de 40 a 50 sacos de castaña. De otro punto extraen de 10 a 15 sacos. En 2009, cada caja con 10 kilos de castaña costaba R$ 15,00 hasta mayo. A partir de mayo subió a R$ 25,00 y hasta el mes de julio se valorizó más todavía, llegando una caja de castaña a R$ 75,00. Producen harina para vender junto con la castaña. En 2009, un saco de harina de 60 kilos llegó a costar R$ 80,00. También venden plátano en cualquier época del año.

Fuentes de información

  • FRIKEL, Protásio 1953. “Kamáni: costumes e preceitos dos índios Kachúyana a respeito do curare”. In: Revista do Museu Paulista, Nova série, vol. 7. 1955. “Tradições histórico-lendárias dos Kaxuyana e Kahyana (versão dos Kaxuyana)”. In: Revista do Museu Paulista, Nova série, vol. 9. 1966a. “Os últimos Kahyana”. In: Revista do Inst. de Estudos Brasileiros, São Paulo. USP (1): 7-34. 1970a. Os Kaxuyana: notas etno-históricas. Belém, Museu Paraense Emílio Goeldi, 82 p., il. (publicações avulsas, 14). 1970b. O Código de civilidade dos Kaxuyana. Salvador, separata de ‘Universitas”, n. 6-7. 1971b. “A mitologia solar e a filosofia de vida dos índios Kaxuyana”. In: Estudos sobre línguas e culturas indígenas. Brasília-DF, Summer Institute of Linguistics.
  • GALLOIS, Dominique& RICARDO, Carlos Alberto (ed.) 1983. Povos Indígenas no Brasil: Amapá/Norte do Pará. São Paulo, CEDI, volume 3.
  • GALLOIS, Dominique Tilkin & GRUPONI, Denise Fajardo 2009. Povos Indígenas no Amapá e Norte do Pará: quem são, onde estão, quantos são, como vivem e o que pensam? São Paulo, IEPÉ/Museu do Índio.
  • GILDEA, Spike 1998. On Reconstructing Grammar: Comparative Cariban Morphosyntax. New York: Oxford University Press.
  • GRUPIONI, Denise Fajardo 2009. Arte Visual Tiriyó e Kaxuyana - padrões de uma estética ameríndia. São Paulo: Iepé/Petrobrás Cultural/MinC.
  • PAULA, Ruth Wallace de Garcia 1980. Língua Kaxuyana: fonologia segmental e afixos de posse. Publicações Avulsas do Museu Nacional n° 63. Lingüística IX, Museu Nacional, Rio de Janeiro. 1970. Notas fonológicas da língua kaxuyana. Museu Paraense Emílio Goeldi (Boletim, ns, Antropologia 43), Belém.