De Pueblos Indígenas en Brasil
Foto: Beto Barcelos, 1987

Wari'

Autodenominación
¿Donde están? ¿Cuántos son?
RO 4461 (Siasi/Sesai, 2020)
Familia linguística
Txapakura

En muchas ocasiones los Wari’ son denominados ‘Pakaa Nova’, debido a que fueron vistos por primera vez en un río de nombre homónimo afluente de la margen derecha del río ‘Mamoré’ en el estado brasilero de Rondonia. Pero en realidad ‘Wari’’ (palabra que en su lengua significa ‘gente’, ‘nosotros’) es el nombre con el que a ellos les gusta que se les llame, además de ser la denominación que usan los no indígenas (quienes mantienen con ellos una estrecha convivencia) para referirse a ellos.

Actualmente, los Wari’ viven asentados alrededor de siete (7) Puestos de la Funai (Fundación Nacional del Indio) que son administrados por el Órgano Regional de esa entidad con sede en ‘Guajará-Mirim’ (Rondonia); y en la ‘Tierra Indígena (TI) Sagarana’ (ubicada en la confluencia de los ríos ‘Mamoré’ y ‘Guaporé’), la cual es administrada por la Diócesis de Guajará-Mirim.

Los pueblos Txapakura

Xin Narao com macaco. Aldeia Ocaia, Rio Negro. Foto: Rômulo Fialdini, 1987
Xin Narao com macaco. Aldeia Ocaia, Rio Negro. Foto: Rômulo Fialdini, 1987

Los Wari’ son uno de los pocos remanentes de la familia lingüística Txapakura, debido a que ya para inicios del siglo XX, la mayor parte de los hablantes de lenguas de esas familia se encontraban extintos.

En la actualidad solamente existen cuatro (4) grupos Txapakura: los ‘Wari’’, los ‘Torá’, los ‘Moré’ o ‘Itenes’ (que viven en la margen izquierda del río ‘Guaporé’ –un poco más arriba de la confluencia con el río ‘Mamoré’ en territorio boliviano), y los ‘Oro Win’. Estos últimos (que fueron encontrados en 1963 en la región de las cabeceras del río ‘Pacaas Novos’), fueron exterminados en dos (2) ataques efectuados por los bancos, de los que tan sólo salieron con vida doce (12) individuos adultos y algunos niños, quienes hoy se encuentran asentados en el ‘Puesto Indígena Sao Luis’ en el alto río ‘Pacaas Novos’. Todavía existen algunos individuos de esta étnia dispersos entre la comunidad de ‘Sagarana’, el ‘Puesto Indígena Sotério’ y la ciudad de ‘Guajará-Mirim’. Dichos indígenas se autodenominan ‘Cujubim’ y dicen que de su lengua nativa tan sólo hablan algunos vocablos (lo suficiente para tener claridad de que se trata de una lengua de la familia lingüística Txapakura).

Las noticias que se tienen de los pueblos de lengua Txapakura son bastante pocas y vagas. Los viajeros registran la presencia de dichos pueblos y algo hablan de las relaciones que mantenían con ellos, enumerando de vez en cuando aspectos de su cultura material. Solamente los grupos conocidos como los ‘Huanyam’, los ‘Chapakura’ y los ‘Moré’ fueron visitados en sus territorios por etnógrafos.

Según el etnólogo Curt Nimuendajú, el centro geográfico de los pueblos Txapakura parece haber sido las dos (2) márgenes del río Guaporé en su curso medio y bajo, a pesar de que desde los siglos XVIII y XIX, algunos grupos como los ‘Torá’ y los ya extintos ‘Urupá’ son asociados al río ‘Madeira’ (madera) y a sus afluentes. Gran parte de los pueblos Txapakura tuvieron contacto con el ‘hombre blanco’ hasta el siglo XVII, vivieron en misiones españolas y portuguesas, se aliaron con los blancos, escaparon y fueron capturados o exterminados a causa de epidemias y ataques armados. 

Localización y población

Mas o menos hacia finales del siglo XIX, los Wari’ ocupaban la región contigua al suroeste de la amazonía: la cuenca del río ‘Lage’ (afluente de la margen derecha del río ‘Mamoré’), las cuencas del río ‘Oro Preto’, así como los igarapés (estrechos brazos de ríos existentes en la cuenca amazónica, caracterizados por su poca profundidad, y por ubicarse selva adentro) de la ‘Gruta’, ‘Santo André’ y ‘Río Negro’, (todos estos afluentes del curso medio y bajo de la margen derecha del río Pacaas Novos), además de las cabeceras de los ríos ‘Ribeirão’ y ‘Formoso’. En ese entonces hubo también una migración poblacional hacia los ríos ‘Dos hermanos’ y ‘Novo’, afluentes de la margen izquierda del río ‘Pacaas Novos’.

Con la invasión de los recolectores de caucho a partir de las primeras décadas del siglo XX, los ‘Wari’’ se fueron desplazando hacia las cabeceras de los ríos (por ser lugares de mas difícil acceso), hasta el momento en que fueron ‘pacificados’ por los misioneros y los agentes del Servicio de Protección a los Indios (SPI –agencia que precedió a la Funai (Fundación Nacional del Indio) entre finales de la década de 1950 e inicios de 1960. Reducidos a menos de la mitad de la población original a causa de las epidemias, en muy pocos años los ‘Wari’’ pasaron a vivir en torno a los puestos del SPI.

En el año de 1998, los ‘Wari’’ vivían distribuidos en ocho (8) asentamientos, para entonces localizados en varias Tierras Indígenas (para conocer la situación agraria actual de los ‘Wari’’, vea al lado ‘Tierras habitadas’).

De acuerdo con el censo realizado por la Funai (Fundación Nacional del Indio) en el año de 1998, los ‘Wari’’ sumaban aproximadamente mil novecientas treinta (1.930) personas. Un censo anterior (1996) realizado por el mismo órgano, indicaba que los ‘Wari’ alcanzaban dos mil cincuenta (2.050) individuos.

De los primeros contactos a la pacificación

Fotografia do primeiro contato dos Wari' com os brancos. Foto: O Cruzeiro, 1962
Fotografia do primeiro contato dos Wari' com os brancos. Foto: O Cruzeiro, 1962

Los ‘Wari’’ fueron mencionados por primera vez por el Coronel Ricardo Franco en 1798, quien comentaba que estos indígenas se localizaban en las márgenes del río ‘Pacaas Novos’. Sin embargo, los ‘Wari’’ estuvieron aislados hasta inicios del siglo XX, posiblemente porque vivían en áreas de acceso difícil o de poco interés económico.

Todo cambió hacia mediados del siglo XIX con el descubrimiento del proceso de vulcanización del caucho, lo cual provocó una verdadera competencia por la búsqueda de la materia prima dentro de la selva. De hecho, el río ‘Madeira’ (madera) fue escogido como una de las vías de acceso privilegiadas. Además, se dio inicio a la construcción del ferrocarril Madeira-Mamoré para conectar la zona entre ‘Santo Antonio de Madeira’ y ‘Guajará-Mirim’, teniendo como objetivo principal facilitar el flujo de la producción de látex hasta Manaos.

La primera fricción documentada entre los ‘Wari’’ y los trabajadores del ferrocarril, se dio en 1919, cuando los trabajadores raptaron varios indígenas y los llevaron a exhibirlos en la ciudad. Precisamente en el año de inauguración del ferrocarril (1912), hubo una caída abrupta del interés por el látex (caucho) brasilero, el cual fue suplantado por la producción de este producto en Malasia. Por esa razón, muchos extractores de caucho fueron obligados a abandonar sus actividades y los ‘Wari’’ que habían sido forzados a desplazarse hacia territorios de mas difícil acceso (cabeceras de los ríos), pudieron volver a recuperar algunas de las antiguas comunidades.

En la década de 1940, con la ocupación de Malasia por parte de los japoneses, se presentó el segundo ‘boom’ del caucho en el Brasil, y  muchos recolectores del látex comenzaron a subir por el río ‘Pacaas Novos’ y por su afluente ‘Oro Preto’. De modo que, hacia 1950, el ‘Pacaas Novos’ era el afluente del río ‘Mamoré’ mas densamente ocupado. En esa época fue también que se intensificaron los conflictos entre los ‘Wari’’ y los ‘blancos’: los caucheros organizaban expediciones para exterminar, y en ellas, atacaban a las comunidades al amanecer, algunas veces portando ametralladoras y matando a gran parte de sus habitantes.

Pero la venganza de los ‘Wari’’ no se hizo esperar: extractores de caucho y trabajadores del ferrocarril eran encontrados muertos con sus cuerpos agujereados de flechas. La tensión del conflicto obligó al Servicio de Protección a los Indios (SPI) a tomar medidas, con lo que se inició el proceso de ‘pacificación’ mediante la creación de ‘Puestos de atracción’ en diversos lugares.

Solamente hasta 1956 fue establecido el primer contacto pacífico con los ‘Wari’’, con la participación de los misioneros fundamentalistas de la Misión ‘Nuevas Tribus del Brasil’. En esa época, los ‘Wari’’ ocupaban comunidades que se situaban a lo largo del río ‘Lage’ (afluente de la margen derecha del río ‘Mamoré’) y sus afluentes, así como en las cabeceras del río ‘Riberão’, en afluentes de la margen derecha del río ‘Pacaas Novos’ (alto ‘Oro Preto’, ‘Mana to’’, igarapés ‘Santo André’, ‘Río Negro’ y su afluente ‘Ocaia’) y en el río ‘Dos hermanos’ (afluente de la margen izquierda del mismo río).

El proceso de pacificación duró mas de diez (10) años (hasta 1969 cuando fueron traídos los últimos ‘indios alejados’): los ‘Wari’’ vivían esparcidos en un vasto territorio, y aún después de establecerse en los Puestos, cuando se sentían amenazados retornaban a la selva (especialmente cuando llegaban las oleadas de epidemias que en la época de contacto exterminaron más de dos tercios de la población).

Los grupos locales y los subgrupos

Los ‘Wari’’ no tienen un nombre que designe al grupo como un todo, es decir que no tienen una designación para lo que se acostumbra llamar ‘tribu’ o ‘étnia’. La palabra ‘wari’ designa el pronombre de la primera persona del plural inclusivo ‘nosotros’ que también significa ‘ser humano’, ‘gente’.

La más amplia unidad étnica definida por ellos, es lo que aquí denominaremos ‘subgrupo’. No hay un nombre genérico para ‘subgrupo’, solamente para ‘persona(s) de otro(s) grupo(s)’, que se dice ‘tatirim’, y que aquí traduciremos como ‘extranjero’. Además, vale la pena mencionar que para los indígenas Wari’ el antónimo de ‘extranjero’ (‘tatirim’ –miembro de otro subgrupo), es ‘coterráneo’ (‘win ma’).

Cada subgrupo tiene un nombre, y en la actualidad solamente existen los siguientes: los ‘OroNao’, los ‘OroEo’, los ‘OroAt’, los ‘OroMon’, los ‘OroWaram’ y los ‘OroWaramXijein’ (‘oro’ es una partícula colectivizadora que puede traducirse como ‘pueblo’, ‘grupo’). Además, algunos individuos se identifican con otros dos (2) subgrupos que ya no existen: los ‘OroJowin’ y los ‘OroKaoOroWaji’.

Hasta el momento de la ‘pacificación’ -y de cierto modo hasta el día de hoy-, cada subgrupo se relacionaba con un territorio específico, el cual estaba constituido por un conjunto de áreas nominadas y habitadas por grupos locales. El núcleo de un grupo local es un conjunto de hermanos de sexo masculino, casados muchas veces con un grupo de hermanas. Además, la poligamia, especialmente la ‘sororal’ (esto significa el matrimonio simultáneo con una o mas hermanas de la esposa), era frecuente.

Después del matrimonio, se acostumbraba alternar el lugar de vivienda: por un tiempo la pareja vivía con los padres de la mujer y luego, por otro rato, con los padres del hombre. De ahí que no fuera posible hablar de una regla de residencia. Un grupo permanecía en un mismo sitio entre uno (1) y cinco (5) años, y después de ese periodo su composición y el lugar de asentamiento variaban. Los asentamientos siempre se ubicaban en tierra amazónica firme, sobre las márgenes de los pequeños ríos que nunca perecen, y estaban conformados por un conjunto de residencias ocupadas por familias nucleares y por una casa para los hombres (dormitorio de los jóvenes solteros y lugar de reunión de hombres adultos).

Además, siempre había establecida una chagra de maíz (alimento considerado como la base de la subsistencia Wari’) en las proximidades a estos asentamientos. Con lo que se puede dilucidar que, lo que realmente determinaba la elección del lugar de asentamiento, era que el suelo fuera propicio para establecer la plantación de maíz, y ese tipo de tierra apropiado para el cultivo es conocido como ‘tierra negra’.

La asociación del subgrupo a un territorio específico es algo persistente entre los Wari’. Pero las fronteras de esos territorios podían ser traspasados por los distintos subgrupos sin mayor problema. De hecho, una determinada área, normalmente asociada a un subgrupo,  podía pasar a ser ocupada y reconocida por un tiempo como propia de un conjunto de personas cuyo núcleo fuese de hombres de otro subgrupo.

No hay una regla unívoca que defina el sentido de pertenencia al subgrupo. Unas veces se dice que los hijos pertenecen al subgrupo del padre, mientras que otras se afirma que hacen parte del subgrupo de la madre, y otras tantas mas que la persona se asocia con el territorio en que nació. Lo que sucede es que la identidad de una persona va siendo construida a lo largo de su vida, por medio de la convivencia con sus coterráneos, especialmente a través de la comensalidad (comer y beber juntos alrededor de la misma mesa, como referencia ancestral de familiaridad humana, pues en ella se hacen y se rehacen continuamente las relaciones que sostienen la familia). Pero eso no quiere decir (como pudiera parecer), que los Wari’ asuman que la filiación al subgrupo puede variar durante la vida. Lo que pasa es que existe una especie de identidad múltiple donde diferentes personas clasifican de manera distinta a un determinado individuo.

La distribución actual de los Wari’ ilustra muy bien el tipo de relación que ellos establecen entre el espacio físico y el subgrupo en términos de unidad. Los subgrupos Wari’ de la época de la pacificación continúan existiendo: ‘OroEo’, ‘OroAt’, ‘OroNao’, ‘OroWaram’, ‘OroMon’ y ‘OroWaramXijein’. La mayoría de los ‘OroEo’, ‘OroAt’ y parte de los ‘OroNao’ viven en el Puesto Indígena (establecimientos creados en el periodo de ‘pacificación’ por parte del Servicio de Protección a los Indios –SPI- que precedió a la Funai –Fundación Nacional del Indio-, y que se mantienen hasta hoy, siendo administrados por ésta última entidad) ‘Negro-Ocaia’, el cuál se sitúa en la frontera del territorio anteriormente ocupado por los ‘OroNao’, el cual es próximo a la tierra de los ‘OroEo’ y de los ‘OroAt’. Otra parte de los ‘OroNao’ viven en la margen izquierda del río Pacaas Novos en los Puestos Indígenas ‘Santo André’ y ‘Tanajura’, hacia donde se desplazaron a finales del siglo pasado.

Por su parte los ‘OroWaram’ viven en su mayoría en el Puesto Indígena ‘Lage’, cerca del territorio en que vivían los ‘OroWaramXijein’; mientras que en proporción mayoritaria, los ‘OroMon’ viven en el Puesto Indígena ‘Ribeirão’, región que los Wari’ ocupaban esporádicamente cuando cazaban, pero donde no hacían chagras. Parte de los ‘OroWaramXijein’ viven con los ‘OroWaram’ (en el Puesto Indígena ‘Lage’), y otra parte con los ‘OroMon’ (en el Puesto Indígena ‘Ribeirão’). Cuando alguien de afuera (un extranjero) se refiere al Puesto Indígena ‘Lage’ por ejemplo, dice que es la tierra de los ‘OroWaram’: “voy a bailar donde los ‘OroWaram’”, dicen los Wari’ cuando se dirigen hacia el Puesto Indígena ‘Lage’ para celebrar una fiesta.

Los diferentes subgrupos se relacionan ritualmente por medio de tres (3) tipos de fiestas: Tamara, Hüroroin y Hwitop. En términos generales, los anfitriones de un subgrupo preparan la chicha (bebida de maíz), ya sea fermentada (hüroroin y hwitop) o no (tamara), para ofrecérsela a los invitados de otro subgrupo. La relación entre invitados y anfitriones es de hostilidad ritualizada: los últimos intentan embriagar y humillar a los primeros, quienes estarían recibiendo una especie de castigo por haber actuado inicialmente como predadores de los anfitriones, al disfrazarse de animales o atacar ellos mismos –los invitados- a los animales de los anfitriones; y al agraciarse con sus mujeres. Además, cuando un invitado cae inconciente por beber excesivamente, el anfitrión exclama delante de él “yo lo maté”. Hoy en día esas fiestas se realizan entre habitantes de distintos Puestos Indígenas que, como vimos, están asociados a los diferentes subgrupos.

La sociedad Wari’ es marcadamente igualitaria, sin jefes, grupos etáreos, grupos rituales definidos o especialistas de algún tipo. 

La guerra

El enemigo es concebido como un Wari’ que se distanció espacialmente y con quien los intercambios fueron interrumpidos. Los Wari’ equiparan a los enemigos con las presas animales. En el pasado, cuando los Wari’ practicaban la guerra, los enemigos eran flechados y matados y, cuando era posible, partes de sus extremidades eran llevadas a las comunidades de los asesinos (todos aquellos que habían participado de la expedición), para que fueran comidas por sus mujeres y por aquellos que habían permanecido en casa.

Cuando los asesinos retornaban de ese tipo de expediciones, entraban en un periodo de reclusión en el que permanecían acostados la mayor parte del tiempo en la ‘casa de los hombres’, evitando hacer muchos movimientos y especialmente intentando no herirse, con el propósito de mantener en su cuerpo la sangre del enemigo muerto. Según los Wari’ esa sangre, representada simbólicamente con la chicha fermentada (la cual constituía prácticamente el único alimento de los asesinos durante el periodo de reclusión), los hacía engordar hasta volverse hombres fuertes y viriles. En ese periodo, también estaba prohibido tener relaciones sexuales, pues se consideraba que provocarían la pérdida de la sangre del enemigo, ya que ésta se convertía en semen, el cual no iría entonces a engordarlos a ellos sino a sus mujeres y amantes.

El asesino, al contener en si mismo la sangre del enemigo muerto, estaba vetado para comer carne de su presa por que ello significaría cometer un acto de auto-canibalismo y se provocaría su muerte. Todos los demás, con excepción de los niños, podían comer carne del enemigo, la cual era asada e ingerida en grandes pedazos, con lo que se marcaba la diferencia entre esa comida y el canibalismo funeral, asociándolo a la ingestión de presas animales.

Después del periodo de reclusión, el cual terminaba cuando las mujeres decían que estaban cansadas de preparar permanentemente grandes cantidades de chicha y cuando los hombres se sentían lo suficientemente gordos, el espíritu del enemigo muerto permanecía asociado al asesino, como si fuera un hijo suyo: lo acompañaba a todas partes y comía de su misma comida.

Tradicionalmente, los Wari’ hacían la guerra con los pueblos vecinos, generalmente con los ‘Txapakura’ y los ‘Tupi’. Los enemigos mas comúnmente mencionados por los Wari’ eran los ‘tupi Karipuna’ y los ‘Uru-Eu-Wau-Wau’. Aunque debido a la invasión de sus tierras por parte de los caucheros a inicios del siglo XX, los Wari’ perdieron contacto con esos enemigos y la guerra pasó a ser direccionada contra los blancos (‘wijam’), quienes también eran clasificados como enemigos. La guerra entre blancos e indígenas Wari’ duró hasta el periodo de la ‘pacificación’, y constituyó uno de los motores y estrategias principales de dicho periodo: ante los cuerpos mutilados de sus vecinos y parientes (que muchas veces los Wari’ mataban en represalia a los ataques armados que los blancos efectuaban y en las que eran masacradas las comunidades en las madrugadas), los poderosos agentes gubernamentales locales se apresuraban a atraer a los Wari’, no solamente para acabar con las muertes sino principalmente para aprovechar que los Wari’ se habían desplazado de sus comunidades para atacarlos, y por esa vía acceder más fácilmente a sus territorios y abrir camino en la expansión de las actividades económicas locales, especialmente las relacionadas con la extracción de caucho.

El canibalismo funeral

Los Wari’ no solamente se comían a los enemigos que mataban sino también a los muertos de su propio grupo. El rito iniciaba cuando la enfermedad se agravaba, cuando el moribundo era llorado por los parientes consanguíneos y afines. Desde ese momento se iniciaba un canto fúnebre en el cual todos se referían al enfermo/muerto en términos de consanguinidad, y recordaban hechos vividos con él. Al momento de la muerte el llanto se intensificaba. Los parientes próximos, llamados “parientes verdaderos”, empezaban entonces a diferenciarse de los ‘parientes distantes’, categoría que incluía especialmente a aquellos que efectivamente se relacionaban solamente por vínculos de matrimonio. Los primeros organizaban el funeral, mientras que los últimos lo ejecutaban.

Para preparar el cadáver debía esperarse a que llegaran los parientes próximos del recien fallecido que vivían en otras comunidades, quienes eran avisados de la muerte de su familiar por parte de los parientes del difunto que vivían en su misma aldea. En ese lapso de tiempo que duraba entre dos (2) y tres (3) días, el cadáver se podría, y era en ese estado que los familiares lo cortaban y moqueaban (ahumaban -acción realizada con el fin de que se conserve mucho mas la carne) para su posterior consumo.

Una vez estaba lista la carne, los parientes próximos la deshilachaban y la colocaban en una estera junto con pequeños trozos de envuelto de maíz asado, y acto seguido solicitaban a los parientes distantes a que comieran. No se debía coger la carne con las manos sino clavarla en palillos que luego se llevaban delicadamente a la boca. A los Wari’ no les gustaba que se comiera la carne del muerto con avidez, como si fuese carne de caza; y la putrefacción de la misma (que aparentemente era muy común que sucediera debido al prolongamiento inevitable del velorio –puesto que los parientes que vivían lejos ponían problema en ver el cadáver íntegro), era también un modo de volver desagradable la ingesta de la carne, la cual a veces era casi imposible. En esos casos, se comía sólo un poco, y el resto era quemado junto con el cabello, los órganos internos (con excepción del hígado y el corazón que sí eran comidos) y los genitales.

Una vez se terminaba de quemar la carne, los órganos y los genitales, los parientes próximos decidían si los huesos serían quemados y enterrados con la parrilla (donde se había asado y moqueado al difunto), o si serían macerados e ingeridos con miel. En términos generales, puede decirse que eran los parientes distantes los que ingieren los huesos, aunque algunas personas afirman que esa parte del ‘banquete’ le correspondía a los nietos, quienes también eran comedores preferenciales de los restos que quedaban de la carne asada del muerto.

Después del funeral se iniciaba el periodo de “barrer”, en el que se quemaban todos las pertenencias de muerto: desde la casa construida, pasando por el lugar donde había sido asado, hasta su chagra de maíz y los lugares selva por donde acostumbraba andar y parar para descansar. Todo un luto prolongado de varios meses -y hasta años-, que terminaba diferencialmente para los diversos parientes, quienes decidían cuando deberían volver a hablar normalmente o a participar de las fiestas. Momento en el que realizaban el rito final del luto, el cual consistía en que después de una caza colectiva, la gran cantidad de presas capturadas y moqueadas eran lloradas como si fuesen el muerto. Después de eso, las presas eran comidas no solamente por los ‘no parientes’ sino también por los consanguíneos más próximos. Posteriormente se cantaba, se bailaba y la vida volvía a la normalidad. El espíritu del muerto pasaba entonces a vivir en el mundo subacuático de los muertos, como sucede hasta el día de hoy. Cuando tal espíritu quiere venir a la tierra a ver a los suyos, o simplemente a pasear, se convierte en pecarí barbiblanco o cafuche (Tayassu pecari –mamífero artiodáctilo que tiene una mancha clara en la base de la boca o en torno a los labios), el cual es cazado y comido por los Wari’, para que posteriormente el espíritu pueda retornar al mundo de los muertos.

Actualmente, después de dos (2) o tres (3) días durante los cuales los muertos son llorados, ya no se comen sino que se entierran. El abandono del canibalismo ocurrió poco tiempo después de la ‘pacificación’.

Cosmología

La dinámica que estructura las relaciones sociales Wari’, esto es el contraste entre la enemistad relacionada con el asesinato y la posterior ingesta del cuerpo muerto, y la sociabilidad relacionada con los intercambios de comida entre cónyuges y la cooperación mutua,  se extiende también a las relaciones con otros tipos de seres. Muchas especies naturales, así como algunos pocos vegetales y ciertos fenómenos naturales, son considerados humanos por estar dotados de espíritu. De hecho, gran parte de la mitología, de los rituales y de los procesos de curación, giran en torno a la idea de que siendo éstos seres humanos, los Wari’ pueden comunicarse y lidiar con ellos al igual que como lidian con otras categorías de gente.

‘Espíritus ancestrales’ y ‘espíritus animales’ son las categorías de espíritu mas significativas para los Wari’. A pesar de que también reconocen la existencia de otros tipos de seres dotados de espíritu (como las plantas, el trueno y los personajes míticos), las ideas sobre su humanidad tienden a ser vagas, a diferencia de las elaboradas imágenes que tienen sobre sus ancestros y sobre los espíritus animales.

Los espíritus de los muertos residen en una sociedad paralela, la cual está formada por comunidades situadas bajo las aguas de profundos ríos que se encuentran localizados en áreas ocupadas por los subgrupos Wari’ anteriores al contacto. El líder de ese mundo subacuatico de los muertos es un gigante llamado ‘Towira Towira’. Ese gran hombre es la causa última de la muerte de los Wari’, pues es quien durante las fiestas de tipo ‘hüroroin’, recibe al espíritu de las personas que están gravemente enfermas y, como anfitrión, les ofrece chicha de maíz fermentada que si es aceptada por los afectados, causa la muerte definitiva de su cuerpo físico.

Al igual que las relaciones de hostilidad ritualizada entre anfitriones e invitados en las fiestas Wari’, el encuentro con ‘Towira Towira’ es concebido como una depredación simbólica seguida por el consumo y la posterior resurrección de la presa, ya que los muertos reviven bajo el agua. Por su parte, los Wari’ consumen los espíritus subacuaticos, ya que cuando los ancestros emergen, lo hacen en forma de pecarí barbiblanco o cafuche (Tayassu pecari). Como invitados de la fiesta, los muertos-cafuche cantan y bailan para los Wari’, permitiendo que éstos últimos los maten y los tomen como presas. De hecho, los ‘muertos-cafuche’ se acercan frecuentemente a cazadores que sean parientes próximos de ellos, de modo que su carne alimente a sus propios familiares.

Es así como el ofrecimiento de comida y la ayuda mutua (que constituyen el núcleo de la vida familiar Wari’) continúan después de la muerte, transformadas en una relación en la cual los vivos y los muertos, los humanos y los animales, se alternan las posiciones de ‘anfitrión’ e ‘invitado’ y también aquellas de ‘depredador’ y ‘presa’

Temas de reciprocidad y depredación también permean las ideas que los Wari’ tienen sobre los animales con espíritu humano: los ‘jami karawa’. Esta categoría incluye al venado, al pecarí barbiblanco o cafuche (Tayassu pecari), al pecarí de collar (Tayassu tajacu), al tapir amazónico o danta (Tapirus terrestris), al mico maicero o capuchino de cabeza dura (Cebus apella), al jaguar, a los peces, a las abejas, a la serpiente, además de algunas otras especies dependiendo del subgrupo. Los ‘jami karawa’ se asientan en comunidades que están organizadas en subgrupos (del mismo modo que lo hacían las comunidades Wari’ anteriores al contacto) y, al igual que los Wari’ de la actualidad, residen en casas, cultivan chagras y hacen fiestas. Los Wari’ ven a los ‘jami karawa’ como animales, pero estos últimos se percibe a sí mismos como humanos y también consideran a los Wari’ como animales o enemigos. Además, cuando los ‘jami karawa’ atacan a los Wari’ flechándolos mágicamente o entrando en sus cuerpos y devorándolos, les provocan enfermedades que dan como resultado la ‘animalización’ de la víctima Wari’. Aunque en el caso de los jaguares y las serpientes (que también son ‘jami karawa’), la depredación tiene como objetivo obtener el cuerpo físico de la víctima y no su espíritu. Por su parte, los Wari’ tienden a matar a los ‘jami karawa’ porque es el tipo de caza preferido y más apreciado por ellos. Antes del contacto, varias clases de animales eran prohibidas para el consumo humano, pero actualmente las restricciones alimenticias no son tan rígidas.

La práctica del chamanismo disminuyó durante los primeros años después del contacto, pero desde inicios de los años ochenta (1980) aparece un importante reavivamiento de tales prácticas. En la mayoría de comunidades, muchas familias continúan dependiendo de los chamanes para el tratamiento de enfermedades causadas por los espíritus animales, debido a que solamente el chaman es quien tiene la visión especial que le permite diagnosticar la enfermedad y ver a los ‘jami karawa’ en su forma verdadera: como humanos con quienes es posible negociar.

Prácticamente todos los chamanes son hombres, por lo que los idiomas de la caza, la guerra y la afinidad, son los que permean el discurso Wari’ sobre el chamanismo y los espíritus animales. Un hombre se torna chamán cuando un ‘jami karawa’ lo mata y lo hace revivir, proceso típicamente asociado a una enfermedad grave o a un trauma. Cuando el espíritu animal extrae frutos y otras sustancias de su propio cuerpo y las implanta en el cuerpo de un Wari’, provee a esa persona de poderes chamánicos y de una doble identidad que es simultáneamente humana y animal (de la misma especie del espíritu animal que lo inició).

Los chamanes tratan las enfermedades causadas por los espíritus animales y por los hechiceros Wari’. Generalmente no curan enfermedades identificadas como ‘enfermedades de blancos’, puesto que estas son tratadas por los asistentes de enfermería, los enfermeros y los médicos, quienes utilizan técnicas de curación occidentales.  

Salud, dieta y economía

Los problemas de salud mas comunes son la malaria (enfermedad que algunas veces alcanza niveles epidémicos), las infecciones respiratorias, las parasitosis, las diarreas y las enfermedades gastrointestinales. La tuberculosis, que alcanza formas muy fuertes y resistentes a la cura, también ha sido un problema recurrente entre las comunidades Wari’.

Con el transcurrir de los años, dependiendo del grado de asistencia médica que exista en la comunidad, las condiciones de salud de los indígenas Wari’ han variado radicalmente. Actualmente, cada puesto-asentamiento tiene una pequeña farmacia donde se ofrece asistencia médica primaria, la cual es suministrada por un auxiliar de enfermería empleado directamente por el gobierno. Recientemente, varios jóvenes Wari’ han comenzado a recibir entrenamiento y capacitación como ‘asistentes de salud’, labor que hace parte de un modelo vigente hace mucho tiempo en la comunidad de ‘Sagarana’, donde los jóvenes ya preparados trabajan en sus propias comunidades junto a auxiliares de enfermería, o en ciertas ocasiones solos (cuando hay ausencia de auxiliares y enfermeros).

Por su parte, los funcionarios de ‘la Casa del Indio’ de la Funai (Fundación Nacional del Indio) en Guajará-Mirim, ofrecen diagnósticos y tratamientos mucho mas especializados y coordinan programas de vacunación, así como el trabajo de un grupo constituido por un médico, un enfermero y un dentista, quienes periódicamente visitan las comunidades Wari’ de la zona. Entre los años 1983 y 1989, el ‘Proyecto Polonoroeste’ subsidió las mejoras realizadas a la infraestructura médica, así como la construcción de las ‘farmacias-enfermerías’ en las comunidades, algunas escuelas y casas para los funcionarios de la Funai, además de la adquisición de lanchas, motores, camiones, radios y  generadores de energía para los puestos indígenas de la Funai. Desde que dicho subsidio se acabó en 1989, los servicios médicos y otros relacionados con la salud o con otros aspectos, han sufrido cortes constantes debido a que los presupuestos gubernamentales destinados para estos fines son esporádicos e inciertos.

El estado nutricional de la mayoría de los Wari’ varía entre ‘adecuado’ y ‘precario’. Desde la época del contacto los Wari’ adoptaron, además de perros y gallinas (animales no originarios de la selva), diversos cultivos de yuca brava, arroz y varios otros tipos de productos y frutas. Y aunque el ganado fue introducido en diversas comunidades, su cría no ha sido exitosa. Los niños que van a las escuelas de los puestos indígenas (de la Funai) reciben alimentación diaria, y las familias Wari’ consumen algunos alimentos industrializados, a pesar de que en gran medida su subsistencia todavía depende de la caza, la pesca, la recolección y el cultivo de las chagras.

Para que los Wari’ puedan vivir de su tierra, es necesario que tengan algunas posibilidades de movilidad para lograr usufructuar los recursos forestales que están dispersos por todo el territorio. Esa necesidad de movilidad entra en conflicto con la política gubernamental que insiste en concentrar la población Wari’ en pocas comunidades permanentes, las cuales deben estar ubicadas en lugares de fácil acceso, de modo que los funcionarios públicos puedan desplazarse con mayores facilidades. Pero precisamente, buena parte de esos lugares ‘de fácil acceso’ donde se insiste que se asienten las comunidades, no tienen en sus inmediaciones suelo apto para el cultivo, especialmente de maíz que es la base de la alimentación Wari’, y que exige un suelo especial conocido como ‘tierra negra’.

Así, suelo fértil, caza, pesca, leña y otros recursos se vuelven escasos en las vecindades de esos puestos indígenas permanentes y demasiado poblados. Todo lo cual impacta negativamente en la dieta  y en la salud de los Wari’, y se empeora con el crecimiento de la población indígena. Ante dicha situación, y pretendiendo fundar nuevas comunidades, así como evitar la escasez de alimentos y el alto índice de enfermedades, los Wari’ están iniciando un proceso legal en el que exigen que se les entregue parte de su territorio tradicional ubicado en las márgenes de los ríos ‘Pacaas Novos’ y ‘Ouro Preto’, que en la actualidad se encuentra lleno de ocupantes que se establecieron allí para la cría de ganado.

Técnicos agrícolas y otros funcionarios de la Funai, han venido creando varios programas para incentivar la recolección de caucho y nueces de Pará; así como la siembra de chagras colectivas y la producción agrícola para la venta. Los resultados de esos proyectos son bastante variados. De otra parte, la obtención de dinero para comprar municiones, materiales para la pesca, ropa y otros bienes, constituye un importante y constante problemas entre los Wari’.

Muchas familias recolectan y venden tanto caucho como nueces de Pará, pero la inestabilidad de los precios de estos productos no permite que los Wari’ fijen y dependan de esa labor como fuente principal de entradas para su subsistencia.  Los mayores reciben del gobierno una especie de pensión, y los jóvenes en algunas ocasiones consiguen dinero a través de trabajos temporales que realizan para la Funai o para hacendados y caucheros de la vecindad.

Por otro lado, la cuestión de la comercialización de los recursos forestales es polémica. En los últimos años, algunos Wari’ han venido presionando a la Funai para que permita el comercio de madera, pero se han encontrado con la oposición de varios de sus paisanos. Hasta el momento, la Funai ha sido firme en su decisión de prohibir el comercio de madera a gran escala, y de evitar la explotación de los recursos de los Wari’ por parte de firmas comerciales, y de los mismos Wari’. 

Notas sobre las fuentes

Los primeros estudios antropológicos fueron realizados por dos (2) etnógrafos que vivieron con los Wari’ entre finales de 1960 e inicios de 1970. Alan Mason estudió la comunidad de ‘Pitop’ (hoy en día ‘Tanajura’), y su tesis de doctorado es sobre la organización social y el parentesco de los ‘OroNao’. Por su parte, la tesis de doctorado de Bernard Von Graeve habla de la historia de contacto entre los Wari’ y la ‘sociedad nacional’, haciendo especial énfasis en la historia y la organización de la comunidad de ‘Sagarana’, la cual es administrada por la Iglesia Católica. Todo lo cual se convirtió en el material básico de su libro ‘The Pacaa Nova’.

En 1986 Denise Maldi Meireles defendió su tesis de maestría en Antropología Social de la Universidad de Brasilia (UnB), la cual se basaba en entrevistas realizadas a varios Wari’ en diversas comunidades (los Pakaa Novos). Allí se trabajan temas como la organización social, así como las nociones de persona, mitología y canibalismo. En 1989, dicho antropólogo publicó un estudio histórico sobre la ocupación de la región del río ‘Guaporé’, el cual fue titulado ‘Guardianes de la Frontera’.

Entre 1985 y 1987, Beth Conklin adelantó una investigación en la comunidad de ‘Santo André’ y en otras cuatro (4) comunidades Wari’. Su tesis de doctorado en antropología médica “Images of Health, Illness and Death Among the Wari’”, analiza diferentes experiencias de enfermedad en la sociedad Wari’, antes y después del contacto, así como las concepciones de cuerpo en las relaciones sociales de los Wari’, en la enfermedad y en el canibalismo funeral; trabajo que continúa con varios artículos que fueron publicados posteriormente. Su libro “Consuming Grief: Mortuary Cannibalism in an Amazonian Society”, explora el modo como el ‘endocanibalismo’ se encuadra en un proceso de luto constituido por ideas sobre cuerpos, espíritus, memoria, así como por la psicología del sufrimiento.

En 1986, Aparecida Vilaça inicia una investigación de campo entre los Wari’, en la que se tuvo como sede principal la comunidad de Río Negro-Ocaia. Su tesis de maestría, sustentada en 1989 en el Museo Nacional (Universidad Federal de Río de Janeiro -UFRJ), fue publicada posteriormente (1992) como un libro que se tituló “Comiendo gente”. Este es un estudio del canibalismo Wari’ en el sentido literal y figurado, con un importante énfasis en la cosmología, la guerra, el chamanismo y los rituales. Su posterior tesis de doctorado en antropología social titulada “Quienes somos nosotros”, analiza la cuestión de la identidad y la definición de categorías como ‘extranjero’, ‘enemigo’ y ‘blanco’, antes, durante y después de la ‘pacificación’, el contacto y la conversión de los Wari’ al cristianismo. Además, esta autora ha publicado varios artículos sobre esas y otras cuestiones.

En 1996, Marlene Rodrigues Novaes (Universidad Estadual de Campinas -Unicamp) escribió su tesis de maestría en antropología social, luego de cinco (5) semanas de trabajo de campo en la comunidad de ‘PI Lage’. La tesis se titula “El Camino de la farmacia” y habla de las representaciones indígenas sobre las enfermedades y los tratamientos, así como sobre las relaciones entre la medicina Wari’ y los servicios de salud ofrecidos por la Funai.

Desde 1950, la lengua Wari’ ha sido estudiada por los misioneros de la ‘Misión Nuevas Tribus del Brasil’, quienes han desarrollado una ortografía específica, transcriben apartes de la biblia y estructuran cartillas y otros materiales didácticos en dicha lengua. Finalmente se tuvo acceso al trabajo de esta misión sobre la lengua Wari’, mediante la publicación de una gramática descriptiva Wari’, titulada “The Pacaas Novos Language of Western Brazil”, y escrita por Daniel Everett (lingüista de la Universidad de Pittsburgh) y Barbara Kern (Lingüista de la Misión Nuevas Tribus del Brasil que trabaja con los Wari’ desde inicios de 1960).

En trabajos más antiguos se encuentran referencias básicas sobre los pueblos Txapakura, como lo son los capítulos del antropólogo Métraux (titulado ‘Tribes of eastern Bolivia and the Madeira Headwaters: The Chapacuran Tribes’) y de Lévi-Strauss (titulado ‘Tribes of the right bank of the Guaporé River’), que se encuentran en el libro “Handbook of South American Indians” (1948). Asimismo, en relación con el pueblo Txapakura, se encuentra el ‘Mapa Etno-histórico” de Curt Nimuendajú y su artículo “Las Tribus del Alto Madeira”; las “Notes on the Moré Indians, Rio Guaporé, Bolivia” de Rydén; los libros “El Itenez Salvaje” (de Leigue Castedo) y “Atiko y” (de Snethlage); y el artículo de Nordenskiöld “The Ethnography of South-America seen from Mojos in Bolivia”.

Fuentes de información

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